Para
la salud de la madre: Se considera deseable y necesario que el
organismo de la madre disponga de un periodo de recuperación tras el embarazo y
el parto para afrontar en mejores condiciones la llegada de un nuevo hijo. Por
eso, la naturaleza tiene previsto que la lactancia sea un método natural para
espaciar los embarazos
.
En la mayoría de los casos, la
lactancia materna exclusiva y a demanda conduce a un intervalo entre los hijos
de 2-3 años. Dar el pecho permite a la madre “ahorrar” hierro, ya que no tiene
menstruaciones, y calcio (pues se absorbe más cuando se amamanta), de modo que
esto constituye otra ayuda a la madre.
Cuando la lactancia es
artificial o cuando se utiliza alimentación mixta (pecho y biberones o pecho y
purés o papillas), se recomienda utilizar otro método anticonceptivo durante un
periodo similar (2-3 años). Si el nuevo embarazo se produce antes del periodo
aconsejado, también es posible que la madre reciba suplementos de hierro,
calcio o vitaminas. Los cuidados que exige el bebé durante los dos primeros
años hacen que resulte agotador un nuevo embarazo en esos momentos. Si la madre
es fuerte y sana, si cuida su alimentación y sobre todo, si recibe suficiente
ayuda doméstica, no habrá dificultades.
Para la crianza de los hijos: Para algunas familias resulta más fácil
criar dos bebés muy seguido que “empezar de nuevo” cuando el primero ya es
independiente. Otras prefieren tomar las cosas con calma y esperar 2-4 años
entre un bebé y otro.
Un intervalo excesivamente largo, mayor de 6 años, entre dos hijos, conduce a
que los dos sean casi como “hijos únicos”, ya que no pueden compartir juegos ni
actividades (al menos los primeros años).
No hay una edad en que se
pueda estar a salvo de los celos. Algunos niños los tienen, otros no. Algunos
los manifiestan al poco tiempo de nacer el bebé, otros lo hacen más adelante.