El destete inducido por la madre supone para un bebé
perder en cierta manera lo que la lactancia materna conlleva, que como ves es
mucho. Es por ello que la recomendación para llevar a cabo el destete es que no
haya una fecha límite sino que el proceso sea lento y progresivo para que tanto
la mamá como el bebé se adapten lo mejor posible a la nueva situación.
No ofrecer, no negar,
sustituir...
Para iniciar el proceso de destete la madre debe
evitar ofrecer el pecho a su hijo e ir sustituyendo tomas por otros alimentos
de manera paulatina (varias semanas si puede ser).
Ya hemos comentado que el pecho en muchas cosas además
de alimento, así que como al quitar el pecho estamos quitándole al niño todas
esas otras cosas deberemos buscar estrategias alternativas para dar consuelo,
cariño, contacto, etc. y que no se sienta rechazado.
Decimos además que el proceso debe ser lento ya que si
se produce un destete brusco la madre puede tener molestias en los pechos
derivadas de la no extracción de leche como ingurgitaciones, obstrucciones o
incluso mastitis.
Para ir espaciando las tomas es aconsejable sustituir
el momento en que solía hacerlas por otros momentos atractivos para él.
Si por ejemplo el
niño solía mamar después del baño podemos ofrecerle algún juego, cuento o
canción (lo que le guste hacer) para desviar la atención y darle de comer otras
cosas. Una alternativa es que alguien sustituya a la madre en los momentos en
que el niño suele pedir.
Los juegos, las actividades alternativas, el cariño y los
abrazos deben irse dando mientras el niño está tranquilo o entretenido. Si
esperamos a que se aburra y pida atención pedirá pecho sí o sí, que es lo que
suele pedir en esos momentos.
En el momento en que
el niño pida teta no hay que negársela nunca. Es decir, sustituir no significa
que cuando pida el pecho nos sentemos a jugar con él, sino anticiparnos a él y
distraerle para evitar que pida.
Si se le niega el pecho el niño se da cuenta de que
algo está pasando, que mamá no quiere dárselo por A o por B y lo que intentará,
precisamente, es evitar que esto suceda porque no quiere que su mamá “le deje
de querer”.
La manera de actuar durante el proceso debe ser
siempre flexible, por eso, aunque una de las directrices es “no ofrecer”, si la
madre considera que el niño pasa por algún momento concreto emocionalmente
complicado, puede ofrecerle el pecho como consuelo. Si el niño es ya mayor la
madre puede establecer diálogo al respecto y negociar con el niño para que el
destete sea cosa de dos.