Muchas veces los padres nos
preguntamos si los bebés pueden o deben dormir con nosotros o en su cuna. Los bebés deben dormir siempre en
su propia cuna y nunca en la cama con los padres. Cuando el niño está un poco mayor, alrededor
de los 2 años, comienza a tener un apego con los padres, sobre todo porque
psicológicamente no quiere que esa intimidad física con su madre termine. En
esa época es cuando comienzan los miedos a dormir solo. Por eso es que empiezan a
ver o sentir cosas, como monstruos debajo de la cama o sombras. Ahí es cuando
el niño comienza a meterse en la cama entre mamá y papá, quienes usualmente lo
consienten.
Esto no es del todo malo, al contrario, es saludable que el niño tenga esa confianza de buscar refugio entre sus padres. Siempre se siente bien dormir y despertar con tu familia. Sin embargo, hay etapas y edades para cada cosa, y llega un momento en que esta práctica tiene que acabar. Cuando sucede esto, no solo le quita la pasión y el romance a la pareja, también llega a afectar psicológicamente al niño, quien tiene que dominar sus temores y aprender a ser independiente. Por lo general, los niños mayores que duermen en la cama de sus padres suelen ser más inseguros y tienden a ser adultos que no confían en sí mismos. No solo puede afectar la autoestima y confianza, sino también crea una relación de co-dependiencia y puede hasta causar inestabilidad en las relaciones de pareja en su adultez.
Esto no es del todo malo, al contrario, es saludable que el niño tenga esa confianza de buscar refugio entre sus padres. Siempre se siente bien dormir y despertar con tu familia. Sin embargo, hay etapas y edades para cada cosa, y llega un momento en que esta práctica tiene que acabar. Cuando sucede esto, no solo le quita la pasión y el romance a la pareja, también llega a afectar psicológicamente al niño, quien tiene que dominar sus temores y aprender a ser independiente. Por lo general, los niños mayores que duermen en la cama de sus padres suelen ser más inseguros y tienden a ser adultos que no confían en sí mismos. No solo puede afectar la autoestima y confianza, sino también crea una relación de co-dependiencia y puede hasta causar inestabilidad en las relaciones de pareja en su adultez.
Según
numerosos estudios, la edad perfecta para dejar ese hábito es entre los
5 a los 7 años. En ese momento el niño se está identificando como
individuo y es importante que comience a tener una seguridad e identidad
propias. A esta edad tiene que dominar sus miedos. La mayoría de
las teorías en los libros de psicología clásica, aseguran que la personalidad
de un individuo se crea entre los 3 y 7 años, por lo que lo que ocurra en
esa primera etapa afectará el resto de su vida.
A los
7 años, el niño es muy grande físicamente para caber en la cama con ambos
padres. Además, después de esta edad comienzan también algunos
cambios físicos que determinan las características sexuales en los niños y las
niñas. En esta etapa de prepubertad, entre los 7 y 10 años, el cuerpo se
preparara para los cambios hormonales que ocurrirán en la adolescencia.
Fuente: Ser Padres
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