Una de las cuestiones que se preguntan los padres al nacer el bebé es qué ve y cómo ve su hijo. Algunos les enseñan juguetes coloridos creyendo que de esa forma llamarán su atención, pero el recién nacido apenas puede ver.
Lo cierto es que al nacer, la visión del niño está muy poco desarrollada. Esta irá evolucionando durante los primeros meses de vida hasta que pueda distinguir formas, distancias y colores. Nos centraremos hoy en cómo ve los colores el recién nacido: ¿ve el mundo en colores o en blanco y negro?
Al abrir los ojos por primera vez fuera del útero materno el bebé se encuentra con una nebulosa de imágenes en la gama de los grises, como si estuviésemos viendo una foto antigua y borrosa. No ve con nitidez, sólo distingue luz y sombra y percibe movimientos.
Puede ver únicamente los objetos que se encuentren a una distancia de 20 a 30 centímetros, la misma que lo separa de la cara de la persona que le sujeta en brazos. De hecho, uno de los primeros estímulos visuales que el bebé es capaz de interpretar es el rostro de la madre.
No se sabe a ciencia cierta si sólo ve blancos y negros y una gama de grises, y luego va percibiendo nuevos colores, o si percibe colores poco definidos que se van intensificando a medida que el ojo va madurando.
En las primeras semanas empieza a mostrar interés por patrones blanco y negro. Le atraen las líneas rectas, franjas, diseños cuadriculados. Cuanto más contraste haya, más llamará su atención. Por eso se recomiendan móviles que creen contrastes de luces y sombras y gráficos en blanco y negro para estimular el sentido de la vista.
Poco a poco, a medida que su percepción visual se va desarrollando comenzará a sentirse atraído por los colores más vivos. Si colocamos a un bebé frente a tres objetos: uno rojo, otro azul y otro amarillo, mirará por más tiempo el rojo, por ser el más brillante.
A los dos meses todos los receptores del ojo sensibles al color ya están en pleno funcionamiento. El primer color que distingue es el rojo, luego el verde, a los tres meses el azul y el amarillo.
A los cuatro meses pueden distinguir la mayoría de los colores, mientras que a partir de los seis meses su percepción visual ya reconoce una amplia gama de colores y diversos tonos.
Fuente: bebesymas