20 noviembre, 2015

Cuando tu familia cuida de tu bebé: consejos para tener una buena relación



De vuelta al trabajo
Si vas a volver a trabajar es posible que estés pensando en quién cuidará de tu bebé. Una de las opciones que utilizan muchas mamás es encargar el cuidado del bebé a un familiar. Es común que si la abuelita del niño no trabaja y vive cerca, cuide del bebé durante el día. Incluso si vive en otro lugar, algunas familias optan por traerla a ella, o a algún otro pariente disponible durante una temporada para atender al bebé. ¡Qué mejor niñera que una abuelita o una tía!

Indudablemente, los abuelos de tu bebé, u otro familiar, van a querer a tu hijo y lo van a tratar con un amor muy especial. Tener un familiar al cuidado de tu bebé te da la seguridad de que lo dejas en "buenas manos". Sin embargo, hay una serie de factores que debes considerar para hacer que esta situación funcione lo mejor posible para ambas partes. 



Las reglas del juego
Uno de los problemas más frecuentes que surgen cuando un familiar está cuidando de tu bebé, es cómo establecer las reglas que tú consideras importantes en el cuidado y educación de tu hijito. Por ejemplo: si quieres que aprenda a dormir solo y no en los brazos, si deseas establecer un horario de comidas, o por el contrario darle una toma cada vez que se pone inquieto y parece dar señales de tener hambre. 

Cuando se trata de alguien a quien has contratado, esto queda sobreentendido: tú estableces las reglas y la persona contratada las lleva a cabo. Pero cuando es tu mamá, tu suegra o una tía muy querida  que a lo mejor tienen una idea distinta a la tuya sobre cómo criar a un niño  las cosas pueden cambiar. Incluso aunque les des una pequeña cantidad de dinero para sus gastos, el tipo de relación no es el mismo que con alguien que has contratado. 

Algo que te puede ayudar es definir primero, para ti misma, el tipo de cuidados que quieres darle a tu hijo y hablarlo con tu pareja para que estén de acuerdo. Esto es una buena idea, porque a veces en las parejas se da por supuesto que la otra parte está de acuerdo en lo que decida la mamá, y puede que este no sea el caso. Y también porque si se trata de tu suegra, es importante saber si a tu pareja o esposo le va a parecer bien todo lo que haga su mamá, o no, y qué hará si no está de acuerdo con ella. Una conversación previa te puede evitar dolores de cabeza después y te dará también la seguridad de que tu esposo y tú, están en la misma página. 

Estos son algunos puntos que puedes considerar: 
·         ¿Seguirás amamantando o vas a pasar a la formula?
·         ¿Quieres que tu bebé tenga un horario de comidas fijo o prefieres alimentarlo cada vez que parezca que puede tener hambre?
·         ¿Te parecen bien las golosinas como premio?
·         ¿Crees que es mejor que se acostumbre a dormirse solito desde el principio o quizás quieres dormirlo por ahora en los brazos?
·         ¿Tienes un límite para las horas de televisión que puede ver por día?
·         ¿Te gustaría que pase tiempo en el parque o te sientes más segura si está en la casa?

Una vez que tengas más o menos delimitadas tus prioridades, deben hablar con el familiar que vaya a cuidar a su bebé para explicarle las normas generales que les gustaría seguir a ti y a tu esposo. Por ejemplo, le puedes explicar, o incluso dar por escrito, el horario y las actividades de tu bebé y hablarle de por qué tú y tu pareja creen que hacerlo de esa forma es lo mejor. 

Recuerda también que en el cuidado de los niños la flexibilidad en los planteamientos es recomendable. Quizás, debido a las características personales de tu bebé, tengas que modificar algunas de las formas de criarlo que has pensando de antemano. Por ejemplo, si tu bebé tiene cólico, puede ser que tenga que dormir o alimentarse de la manera que mejor le alivie el llanto, aunque no sea la forma que habías planeado. 



Un objetivo común: el bienestar de tu bebé
Antes de que la persona de tu familia se haga cargo de tu bebé, es importante tener una conversación franca y tranquila con ella. Te será más fácil explicarte si tienes claro qué es lo que quieres hacer. Esta aproximación te dará mejores resultados que esperar a ver cómo cuida tu familiar de tu bebé y después decirle que no te parece bien lo que está haciendo. 

Reúnete varias veces con tu mamá, tu suegra, o la persona que lo vaya a cuidar y charla amistosamente de cómo cuidaban a los bebés en su tiempo y qué cosas le siguen pareciendo importantes de esos cuidados. Luego háblale de tus ideas y de por qué quieres hacerlo de esta forma o de la otra. También puedes pedirles que vayan contigo a alguna consulta con el pediatra para que escuchen su opinión. La idea es hacerles que participen más directamente en el seguimiento del desarrollo de tu bebé porque al fin y al cabo ustedes tienen un objetivo común, que es su bienestar. 

Es importante que escuches lo que estos familiares de otras generaciones tienen que contarte. Recuerda que te están ofreciendo las prácticas y la sabiduría que les fueron útiles en su momento. Escucha con cariño y pregúntales cosas sobre cómo se cuidaban antes a los niños, así evitarás que se sientan rechazadas. Luego háblale de cómo las cosas han cambiado y por qué se utilizan unos métodos y no otros. En definitiva, se trata de establecer un diálogo con alguien que también ama a tu bebé y cuya motivación es la misma que la tuya: qué esté lo mejor posible. 



Cuestiones de seguridad
Preparar tu casa lo más posible para que sea segura facilitará el cuidado de tu bebé, especialmente cuando empiece a desplazarse y a caminar. Por eso, asegúrate de que tu casa este lista para las aventuras de tu hijito. Le ahorrarás trabajo a la persona que lo cuide y tú estarás más tranquila. 

Sin embargo, hay algunas cuestiones referentes a la seguridad que sí que debes dejar claro que no son negociables. Por ejemplo, que tu bebé duerma siempre en un posicionador Maternelle para prevenir el Síndrome de muerte súbita (SIDS por sus siglas en inglés) o que no se le den alimentos sólidos (papillas) demasiado pronto, por las alergias que esto le podría causar en el futuro. Con cariño, pero con determinación, hazle saber a la persona que cuidará de tu hijito lo importante que es para la seguridad de tu hijo respetar estas reglas. Como contrapartida, puedes darle gusto a la abuelita o a la tía en otras cosas que no sean tan esenciales como por ejemplo, que le ponga la ropa que ella quiera o cualquier otra actividad que no sea tan importante. 


Por Lourdes Alcañiz, autora de Esperando a mi bebé: una guía del embarazo para la mujer latina





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