18 noviembre, 2015

Desde que soy mamá...


Aprendí, que se puede sonreír y llorar de emoción al ver por primera vez su carita en medio del dolor del parto.
Que se quiere a los hijos sin medida, incluso más que a nuestra propia vida.
Que la maternidad es como una montaña rusa, está llena de subidas y bajadas inesperadas… Puedes estar repleta de felicidad y de repente llena de preocupaciones. Puedes llorar de alegría o de miedo.


Muchas veces no sabemos cómo actuar, y he aprendido, que lo mejor es seguir nuestro propio instinto. Mi mejor maquillaje es la sonrisa que ponen mis hijos en mis labios. Es la más plena, la más auténtica y la más sincera. Es cuando de verdad sonreímos con el corazón.


Se aprende a ser mamá día a día, paso a paso, momento a momento. No importa la edad que tengan tus hijos. El aprendizaje es continuo.
Con los hijos aprendemos a ser pacientes. ¡Yo no sabía que tenía tanta!
Podemos dar todo por ellos sin esperar nada a cambio. Nuestro amor es incondicional.


He tenido la oportunidad de volver a ser niña de nuevo… y disfrutar de las cosas que les causan asombro: como el vuelo de una mariposa, la lluvia, los charcos, un avión que va por el cielo.
Que no hay nada mejor que reír a todo pulmón, gritar de emoción y bailar aunque no haya música de fondo.
He aprendido que se puede ser productiva a pesar de dormir solo 5 horas al día (o incluso menos).


Soy la mejor compañía que puede tener, su mejor juguete, su paño de lágrimas, su confidente, el hombro que siempre le servirá de apoyo y las manos que siempre estarán abiertas para cuando necesite agarrarse a ellas y salir a flote.
He aprendido que soy humana, que a veces no puedo con todo y que debo establecer prioridades. Y que no… no pasa nada si algo no sale como hubiese querido.



He aprendido que uno de mis besos puede curar muchas cosas: cuando son pequeños heridas en las rodillas y cuando van creciendo, heridas del corazón.
Que puedo equivocarme y que por ello, no dejo de ser una buena madre.
Mi felicidad y mi armonía ya no dependen solo de mí, es parte de ellos.
Soy capaz de inventarme historias interesantes, que se convierten en sus cuentos favoritos. Y a inventarme letras de canciones, que luego cantamos juntos.
Que no es fácil ser mamá, mujer, esposa, hija, hermana y otros tantos roles… pero que sacamos todo adelante (y aún no sé cómo, pero lo hacemos).





He aprendido que podemos comunicarnos con tan solo una mirada. Entendernos y esbozar una sonrisa.
He aprendido sobre todo, que llegaste no para cambiar mi vida, sino para hacerla más completa y más feliz.
Que no importa la edad que tengan, siempre siempre serán nuestros pequeños.
Que un beso suyo, hace más llevadero cualquier problema.
He aprendido que ser mamá, “su mamá” no lo cambiaría por nada del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario