Bien
dicen por ahí que quien tiene un doctor tiene uno, quien tiene dos tiene medio
y quien tiene tres no tiene ninguno. Lo más importante es que confíes en él.
Cada
pediatra tiene su estilo, tanto en su manera de ser como en su manera de tratar
a los niños y sus padecimientos. Analicen que es lo que buscarían en él y cuál
es tu manera de ser.
Estos son
algunos de los puntos que debes analizar al decidir quién será su doctor:
¿Cómo
eres y cómo es tu pareja? Analiza si eres una persona aprensiva o tranquila,
si sueles llamar muchas veces a tu doctor o solo cuando realmente es necesario.
¿Quién se
los recomienda? La
persona que lo haga debe de ser su entera confianza.
Hagan
una cita con el pediatra y acudan los dos para que le puedan
preguntar todas sus dudas y ver si les late o no. No se queden con dudas por
más tontas que les parezcan.
Disponibilidad
de horario del doctor.
Salud de
la familia. La
salud de tu bebé, la iras descubriendo poco a poco pero si existe alguna
condición antes de nacer es importante tener una especialista en la materia.
Lugar del
consultorio: Hay
que asegurarte que el tiempo de traslado hasta el consultorio del doctor no sea
demasiado.
Costo. En la mayoría de los casos,
el primer año el bebé visita al pediatra una vez al mes, después se empiezan a
espaciar cada seis meses o cada que se enferme, hasta llegar a una vez al año.
Es importante saber cuál será el costo ya que además se tienen que sumar las
vacunas y medicinas.
¿Cuál es
su posición ante las vacunas y los antibióticos? Hay doctores que ponen
todas las vacunas que existen en el mercado y hay otros que son más
conservadores.
En fin,
estos son solo los puntos más generales que pueden considerar. En cuanto nace
el bebé, la relación con el doctor se va formando y él te va conociendo como
mamá. Los primeros años tú eres la voz de tu hijo, así que a través de ti es
que el doctor podrá conocer los síntomas, sobre todo los anímicos. Si no estás
conforme, díselo y si no confías, no dudes en cambiar de doctor.