Queridas amigas anónimas, hoy
quiero compartir con ustedes una experiencia que viví días atrás y que hasta
hoy no he podido asimilarla. En vista de nuestro hijo mayor Diego obtuvo buenas
calificaciones en el colegio tras su gran esfuerzo, tengo que decirlo, hemos
decidido que este verano se lo dedique al deporte y en especial al futbol, que
se ha convertido en su nueva pasión. Está matriculado en futbol, natación, clau
y también en bomberito voluntario los fines de semana, mientras, Rafael va al
baby gym una vez por semana y dos veces a aquabebe. Así que ya me ven toda la
semana dando vueltas por la ciudad con mochilas, pañaleras, coche y silla de
carro. Es natural que se llegue la hora de la comida fuera de casa y ahí es
donde quiero contarle lo que me paso.
Una tarde estaba sentada con
Rafael esperando que Diego terminara su
clase de natación, mientras Rafael empezaba a desesperarse de hambre, yo sabía
que hasta que llegáramos a la casa debíamos esperar al menos una hora, mire a
los costados y vi que la mayoría eran mujeres
así que no dude en sacar mi chichi amamantarlo allí, en mi mente pensé,”
fabuloso, comida al instante, rica, nutritiva y siempre lista y a la mano”.
Cuál
fue mi sorpresa que la señora que estaba sentada a mi costado quien por cierto tenía ya rato quejándose del calor, de los profesores
y hasta de Dios, se voltio hacia mí para decirme que yo era una desvergonzada y
una vulgar por amamantar a mi hijo en público, mi sorpresa fue tan grande al
escucharla que por un momento me quede sin habla, cuando reaccione solo alcance
a preguntarle si ella tenía hijo, ella respondió que si tenía 2 hijos y que jamás
hizo tal escena vulgar como la que yo estaba haciendo, el asunto termino cuando
en vista de que yo no hice ningún intento en guardar mi chichi y continúe
amantando a mi bebé, ella decidió retirarse mientras murmuraba sabe Dios qué
cosas.
Creo que una de las cosas que más
me impresiono es que fuera una mujer igual que yo quien me dijera eso, ¿a dónde
se fue la solidaridad femenina? ¿Dónde está ese apoyo silencioso que nos damos
las madres en la calle con la mirada como diciendo, amiga te entiendo? No lo sé.
Pero de algo si estoy segura, esa señora no amamanto a sus hijos.
Vergüenza, esa palabra carece de
sentido cuando eres madre, ¿cuantas veces no hemos perdido la vergüenza en público
por nuestros hijos?
Vulgar, para mí esta es una
palabra bastante fuerte, vulgar es algo grotesco a la vista, que sale de los estándares
de lo estético o la belleza, ordinario y contrario a lo natural, este concepto
no puede estar más lejos de la definición de la lactancia, que es el acto más
sublime y hermoso que pueda reflejar una mujer.
En mi conclusión esta señora se
encontraba en un mal día y quizás sintió celos por ver tan hermosa imagen a su
lado.
Espero que mi experiencia de
alguna manera les de fuerza al momento de enfrentar situaciones como estas o
sencillamente mañana cuando vean a una madre amantando a su bebé acérquense a
ella y dígale lo linda que se ve.
Blanca Valera