Aquí les vamos a dar algunos consejos para
estimular a su bebé.
Darle el pecho
Es bien sabido que la leche materna es lo
mejor para tu bebé pero, además, también es perfecta para su cerebro. Los bebés nacen con un número determinado de
neuronas que tienen que conectarse entre sí. Los ácidos grasos que están
presentes en la leche materna ayudan a este proceso.
El contacto físico
Cuando masajeamos a nuestros bebés, se despiertan
los receptores externos que les hacen darse cuenta de dónde están. Además, al
niño que tiene problemas para iniciar la lactancia le ayudarán unos
masajes en la
palma de la mano y alrededor de la boca, al que
tiene el intestino perezoso, en la barriguita.
Los juegos de imitación
A veces las personas piensan que los bebés solo
comen y duermen, pero en realidad, están deseando comunicarse con nosotros,
desde el minuto uno. ¿Acaso no nos responden sacándonos la lengua cuando nos
ven hacerlo a nosotros? El bebé va identificando a las personas que componen su círculo de confianza, ve que
esas personas hablan, observa cómo abren la boca y producen sonidos, cómo
acompañan los gestos de la cara al mensaje. Es la primera comunicación no
verbal, que se completará cuando respondamos
a sus grititos y gorjeos y les animemos a imitarnos.
El gateo
Cuando los bebés llegan a los 9 meses empiezan a
gatear, siempre depende del niño, pero a partir de los 6 ya podemos pasar
ratitos en el suelo y animarlos con juguetes para que desarrollen la musculatura al intentar cogerlos o poner nuestras manos
como tope si vemos que inician la marcha hacia atrás.
Moverlos
Todos los papás aprenden instintivamente que
el balanceo, los movimientos rítmicos, ayudan a calmar al bebé. La constancia en determinados
movimientos genera rutas, conexiones cerebrales que le ayudan a predecir qué va
a pasar a continuación.
Pista de obstáculos
Antes de poder caminar, los bebés necesitan dominar todos los
movimientos (giros laterales, sentarse,
ponerse de rodillas...). Para ayudarles a través del juego, podemos convertir
nuestro salón en una sala de motricidad. Podemos colocar un cajón a modo de
obstáculo para rodear, cojines sobre los que pasar, una mesa para gatear por
debajo. Además podemos echarnos al suelo nosotros para que nos
trepe o nos utilice como apoyo para ponerse
de pie.
Escuchar otros idiomas
Para ayudarlos a desarrollar la agudeza auditiva,
podemos ponerle canciones
en diferentes idiomas. Su capacidad de discriminación de esos sonidos va a
ser mayor y, por lo tanto, le resultará más fácil aprender nuevos idiomas.
Deben experimentar con la comida
En cuanto tu hijo empiece a probar distintos tipos
de comida, es bueno dejarles que experimenten con ella. Si ya se sostiene
sentado, puede ser uno más en
la mesa familiar, sentado en su trona o en nuestro
regazo. Se sorprenderá con todos esos nuevos sabores, olores y texturas,
mejorará la motricidad fina al coger la comida con sus deditos y, lo más
importante, asociará la hora de comer con un momento feliz junto a papá y mamá.
Debemos ponerles retos
Los bebés tienen un montón de juguetes desde que
nacen, pero a veces no necesitan usarlos todos. El buen juguete es el que
supone un reto, el que le da la oportunidad de ensayar, hacer algo y conseguirlo. Por eso es mejor agotar cada juego y, cuando lo
haya conseguido, ir introduciendo otros que le supongan nuevos desafíos. Aunque
es importante que empiecen a desarrollar tolerancia a la frustración, si el
nivel de dificultad no está adaptado a su momento, no será interesante para él,
debemos tener cuidado con eso. Lo mismo pasa con los libros. Un bebé no necesita más
de cinco cuentos. No quiere variedad. Quiere
repetirlos, predecirlos, darse cuenta de lo que él sabe. Luego, los cambiaremos
por otros cinco que serán sus favoritos del momento.
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