Esta semana mi
hijo mayor empezó sus actividades de verano, es decir, empezamos las
actividades, entre la natación, el futbol y los talleres recreativos pasamos
horas fuera de casa, así que me vi tentada a probar una clase de natación para
bebés en el mismo lugar donde mi hijo mayor hace sus actividades.
Les confieso que al principio tuve mis dudas, como buena mama gallina que soy, pensé en la infección de oídos, los virus y el cloro de la piscina, etc. Por suerte para eso cuento con mi esposo que se encarga de darme el empujón para soltarme más con los niños, así que lo intente.
Les confieso que al principio tuve mis dudas, como buena mama gallina que soy, pensé en la infección de oídos, los virus y el cloro de la piscina, etc. Por suerte para eso cuento con mi esposo que se encarga de darme el empujón para soltarme más con los niños, así que lo intente.
Ayer fue nuestra primera clase y solo ver la
alegría de mi bebé mientras pataleaba en el agua valió la pena. La clase
incluye canciones, juegos con pelotas, tablas y otros juguetes didácticos. Al
final creo que yo estaba más ejercitada y estimulada que mi bebé ya que a mí me
corresponde hacer la mayoría de los ejercicios con él.
La natación
para bebés es un ejercicio muy útil para desarrollo neurosensorial y psicomotor
de nuestros pequeños, aparte de lo obvio, aprenden a nadar más rápido, también
desarrollan su seguridad en sí mismos y en las personas que los rodean, es un
ejercicio excelente para fortalecer piernas y brazos, y mejorar su capacidad
respiratoria.
Así que yo
creo que seguiremos con nuestras clases de natación.
Les mando un
abrazo fuerte.
Chao chao.
Blanca Valera